Cometierra, de Dolores Reyes: lo que leí en esa novela

cometierra

Cometierra es un libro entretenido y muy fácil de leer (algo que valoro muchísimo), que trata con mucha sensibilidad temas, o más bien problemas, que nos atraviesan y que vivimos a diario… Corrijo: situaciones horribles que sufren a diario, mayormente, mujeres y menores, en Latinoamérica.

Cuando digo fácil de leer me refiero a la claridad y precisión de la prosa, a cómo está escrito el libro. En cuanto a la historia, no diría que es fácil de leer. Al contrario, creo que puede resultar algo doloroso para muchas personas por las situaciones que se narran: femicidios, trata de personas, desaparición de personas.

A mí me llamó la atención algo. No lo he leído mucho en las reseñas y críticas del libro. Y es que tras una primera lectura me sentí atraído y algo incomodado por otra situación muy presente en la novela: los hijos y las hijas de las víctimas de femicidios; la soledad, el desamparo y el dolor en el que crecen cuando no hay una familia que los contenga.

El libro cuenta la historia de Cometierra, una vidente bastante particular. Es una adolescente sin nombre, que vive con su hermano en un barrio de la periferia. Descubrió su poder de niña, después de que sepultaran a su madre, víctima de femicidio, «en un agujero abierto en el cementerio, al fondo, donde están las tumbas de los pobres».

Cometierra traga tierra. Cierra los ojos y cuando la tierra llega al estómago puede ver y sentir dónde están las personas que tuvieron contacto con esa tierra. Así descubre que su padre ha matado a su madre, que su padre está vivo y descubre dónde está el cuerpo de la seño Ana, una joven maestra a la que secuestran, violan y matan.

Walter y la Cometierra crecen solos, porque un femicidio los dejó sin madre (pero también sin padre, porque si un femicida no está preso, está prófugo o se suicidó tras matar a su pareja). Son huérfanos de madre, muerta en manos de su padre femicida.

Durante un tiempo los cuidó una tía (hermana del femicida) pero los abandonó y Cometierra y su hermano crecen solos. Se entienden, se ayudan, se cuidan mutuamente. Durante la adolescencia los amigos del barrio se convierten en su segunda familia. Escuchan música, juegan en la PlayStation, descubren el amor, viven.

La Cometierra nunca deja de padecer las consecuencias de ese «poder». Por el sufrimiento que implica ver tanto dolor, por la burla de quienes la ven comer tierra. Y porque, de grande, ese poder se convierte en una responsabilidad. Porque, tal vez sin querer, puede ayudar a las personas que han perdido un ser querido. Gente que ella no conoce se acerca a su casa con un puñado de tierra y dinero, para consultarle dónde está esa persona amada que falta, que ha desaparecido.

La historia termina cuando Walter, su novia y la Cometierra se van del barrio. A bordo de un colectivo que los lleva a un destino incierto, la Cometierra tiene su última visión.

Fin de un libro que, además de reflejar de una manera bastante original una realidad que duele todos los días, cuenta la historia de dos hermanos huérfanos que construyen un vínculo que les da algo de luz en medio de tanta oscuridad.

Título: Cometierra
Autor: Dolores Reyes
Editorial: Sigilo
Año de publicación: 2019
Páginas: 176 (22x14cm)

Apenas terminé de leer este libro comencé a buscar información sobre la situación de niños y niñas cuyas madres fueron víctimas de femicidio. Encontré que en la Argentina existe la Ley Brisa (Nº 27452), que fue aprobada el 4 de julio del 2018. Esta norma establece un Régimen de reparación económica (similar a una jubilación mínima) para las niñas, niños y adolescentes cuyo progenitor haya sido el asesino (o participado del crimen) de su mamá y esté procesado, condenado (o se haya extinguido la causa).

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